Varios dias pensando como describir el Miércoles Santo de 2016 no han sido suficientes para decidir si debería hacerlo desde la perspectiva informativa o bién desde la vivencia personal de tan importante dia para quien quiere a su Cofradía. Muchas excusas sin fundamento han dilatado lo que era previsible e inevitable, comenzar sin plan preconcebido y enfrentandome al papel blanco que tanto respetamos los que de una forma u otra nos dedicamos por afición a estos menesteres.
Primero fue la falta de soporte gráfico, tan necesario en las redes sociales, pero por culpa de un matrimonio amigo, el de María del Carmen Cardín González e Ignacio Ruiz Martinez, quedó totalmente desmontada. Agradezco que pusieran a mi disposición mas de 100 fotos para que Bornos pudiera ver como se desarrolló la Estación de Penitencia de nuestra Hermandad.
Y es que el Miércoles Santo, para mi, comienza justo a la recogida y dura todo un año. Es igual a como describen los carnavaleros sus cumple-carnavales. Yo cumplo Miércoles Santos y este año ha sido además la vuelta a mis inicios cofrades, a observar el mundo desde el antifaz de mi túnica, sin mas soporte que la luz del cirio que te purifica la fe. Y mira por donde el fiscal de mi tramo tuvo que trabajar para conseguir que el molesto viento no ganase la batalla a la luz, y lo consiguió.
La primavera recien llegada no permitió que el lucimiento de la Cofradía fuese lo que en el año anterior, y los fieles que salieron a ver su itinerario fueron unos pocos menos, pero eso para quién acompaña a su Titular casi no le influye en su ánimo. Solo el Señor de la calle «Graná» sabe por qué razón se dieron esas condiciones meteorológicas y por qué el frío, también se notó en las caras de algunos Hermanos, en sus saludos, en sus respuestas, en sus talantes. La verdad es que noté de menos esa relación cálida que después demuestran durante el año. Sería seguramente la responsabilidad y el nerviosismo que comporta. En esta ocasión yo estaba exento de éstos, lo que no impidió la emoción que un nazareno puede permitirse sin temer miradas indiscretas y enjuiciantes.
En definitiva aún proponiendomelo no podría describir lo que sucedió en el discurrir de mi Cofradía pues solo de vez en cuando con una leve mirada atrás podía ver alguna que otra levantá muy por igual de la gran cuadrilla que permite andar por Bornos al Señor de la Flagelación. Pude sufrir la lejanía de María Santísima del Mayor Dolor, pues durante la Estación de Penitencia no podía ver como la llevaban sus «ratones» y sobre todo eché de menos ese enjambre de «pollitos» que antes la acompañaban.
Sólo Ellos saben las razones y además en eso consiste la penitencia, en entender que solo la luz de Cristo es lo importante; «Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida» Juan (8:12)
Pedro Bueno Jiménez
Click para ver las fotos de María del Carmen Cardín González
Publicar un comentario:
0 comentarios hasta ahora, agregue el suyo