Recién comenzada la Cuaresma, nos parecía que no llegaría nunca el 5 de marzo, disfrutamos desde ayer de un signo externo de nuestro renacer que nos lleva a ser felices desde que intuimos el rito cuaresmal. En Cuaresma florece el anuncio más autentico del tiempo que siempre está por venir. Se nos avecina otro milagro de Semana Santa.
Nuestro corazón se abre como la Cuesta Villalón al paso de Jesús Nazareno. Se nos eriza el vello al pensar simplemente en el Mayor Dolor subiendo la calle Peña. Nos estremecemos a la salida de Señor de la Vera+Cruz en su silencio, tanto como soñando la despedida de Nuestra Soledad en la explanada del Calvario. Nuestros sentidos perciben la sensación de que el milagro regresa a nosotros. Vuelve el eterno aroma primaveral. La naturaleza nos regala el presente que nos anticipa la espera, aunque de momento no podemos decir que huela a Semana Santa, sino a su ausencia, aunque esa ausencia se irá poco a poco disipando con cultos, actos, ensayos, mudás, montajes...
Verse seducido en Cuaresma es fácil, pero solo los verdaderos cofrades no esperan que lleguen los días que invitan a esperar, sino que siempre lo hacen, siempre están seducidos, a su forma, entre recuerdos y retales de lo que no pudo ser el anterior año y siempre estan deseando. Es posible que seamos rancios, si, pero ¿qué hay de malo en ello?
Es en estos días cuando el verdadero “Jartible" se destapa, quedando claro para los que todavía lo dudan que la Semana Santa, más que una fiesta, es una forma de vida.
El sentimiento cofrade de este rincón blanco se va apresurando poco a poco. Puede que con fortuna, cualquier día de marzo podamos oler anticipadamente a Domingo de Ramos y a esa flor que nos da vida. Sólo lo efímero permanece y dura cuando la melodía barroca de la Semana Santa se hace presente, cuando la pasión según Bornos domina durante una semana las calles de nuestro bello rincón blanco.
El sentir de la Semana Santa existe, es una esencia con vida propia, tan antigua, tan cambiante, nunca es igual. Al igual que se habla del espíritu de la Navidad yo os seguro, ahora a los cofrades, que existe el espíritu de la Semana Santa, una joven por la que no pasan los años, tan antigua, y tan renovada.
Y cuando dentro de cuarenta días, la cuaresma se nos despida, seguirá viviendo en nosotros, en la memoria y en la siempre eterna añoranza que nos escoltará el resto del año, aguardando y anhelando todos los días la vuelta de los cuarenta días y cuarenta noches de la dulce espera, para que nos adelante el espíritu de la Semana Santa.
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