Es Viernes Santo y el negro invade Bornos. Adoraremos tu cruz Señor, será el segundo encuentro entre nosotros, será como sostener tu ida en nuestras manos, como querer aligerar tu vuelta, como besarte los pies en tu ausencia.
Sabemos que Jesus está yacente, pero no queremos creerlo, creemos en Jesús lleno de vida, creemos en Jesús glorioso, creemos en su grandiosa majestad, en su deliciosa palabra de justicia.
Luce Bornos sus mejores galas, que contradicción. De todos es sabido, que es día grande el Viernes Santo, que el sol primaveral alumbra las calles, que con su sabiduría popular, Bornos, vive un sepelio muy particular intuyendo que es puro trámite, que tu muerte, Jesús, nos llevará a la esperada redención, a la alegría de la Resurrección, a tu sagrado corazón, a tu majestad infinita, a la gloría.
Ya falta poco, y entre algodones se muestra su imagen, entre cristales por ángeles flanqueados, ungido de perfume a sentimiento, dormido para pronto despertarse, Dios vivo y hombre muerto.
Pero nunca se pierde el respeto, ni la compostura, el sentimiento que esas túnicas negras nos hacen sentir, nos invade hasta la médula, nos recorre el escalofrío, nos calma, nos consuela, nos acompaña, nos encadena y nos llama, como el martillo a los costaleros, como la estrellas al lucero de María en su soledad.
Todos sabemos que es un tránsito forzoso, que pronto vendrás con gloria, para abrazar a vivos y muertos, para sobrecoger nuestros corazones, para consolar nuestras aflicciones, para ofrecernos tu hombro y tu grandeza, para darnos tu infinita bondad, para regalarnos en nuestra vida tu presencia. Pedid y se os dará nos dices yacente, tened esperanza, siempre estaré con vosotros, nunca os abandonaré, siempre, siempre os querré, tened paciencia os reclamo, AMAOS LOS UNOS A LOS OTROS, AMAOS, COMO YO OS AMO.
Pregón Semana Santa 2010
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