Y acabó encendiéndole la candelería a cada parada, cuasi por inercia, porque es lo primero que hace cada vez que a Ella se acerca. Caña en mano, fue reparando las sombras que la leve brisa causaba en su andadura. Este año Ella, pudo mantenerlo a su lado, como si él se lo debiera, como deuda vencida, cual hijo obediente.

Todo lo sostiene, suele decir con orgullo, pero las ausencias de los Miércoles Santos no podían ya sostenerse. Y aprovechó para mirarla, para rezarle, para contarle que la quiere, que en su corazón la lleva, luz a luz, chicotá tras chicotá.

Antes, mientras estaba en Capilla, a Ella ya se le notaba. Lo sabía, lo daba por sentado, aunque no pude darme cuenta a priori, solo desde mi antifaz granate entendí por qué Ella estaba tan radiante, tan Magnifica, desde el Lunes Santo a la madrugada....

Luego, un Ave María y un intenso olor a rosas, entre aplausos y emocionadas lágrimas, porque Ella todo lo puede, como suele decir con orgullo ....


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Ánfora y Corazón

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