abril 2015
Todos comenzamos por la luz, es la que nos introduce en la penitencia. Luego cada cual elige su mejor sitio para rezar: la trabajadera,  la Cruz de Guía, el Cirial, el Estandarte, la Insignia, el Martillo, y todos son el mejor sitio para hacerlo según cada cual, porque la luz se lleva por dentro, a cada suspiro, a cada impulso o pensamiento.

Como el que elige darle el son a los pasos del Nazareno. Nunca, y que nadie se moleste, vi andar a Jesús como este Jueves Santo y si estuvisteis en Villalón entenderéis lo que digo. Una subida al Cielo, pausada, -¡menos paso quiero!- y todos sintiendo en sentimiento, ¡cuanto esfuerzo, que silencio! ..., y el Señor regalando sus hechuras a la noche y a los vientos. Alguno titubeó en el aplauso, los de abajo en el aliento, pero subió tan despacio, tan seguro, tan bendiciendo...

Desde lejos a la entrada, su Madre, entre luces penitentes, con cara de sufrimiento lloraba y le despedía y los de abajo de nuevo le dieron como regalo revirá de poesía. Que nadie se me moleste, pero nunca vi andar de esa forma a Jesús el Nazareno...


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Los niños, como es natural van creciendo, pero siguen aferrados a sus pasiones. ¡Cómo pasa el tiempo! Lo cierto es que lo recuerdo correteando por la Iglesia de la Resurrección, a sus anchas, como un niño que comenzaba a tener contacto con la Cofradía, como ahora su propio hijo, que aunque pequeño, ya anda decidiendo cual es la suya. De casta le viene al galgo. 

Tenía  buenas maestras en estos menesteres, su abuela Dolores y su tiabuela Josefita, casi na. Ellas lo convirtieron en un proyecto de cofrade por el que a la postre ha ido creciendo, y experimentando lo que esa condición significa, con sus buenos y regulares momentos, con ilusiones y decepciones, en lucha y en calma, eufórico y cansado, pero entregado a su pasión, a la que le inculcaron sus mayores y a la que se entrega, como aquí decimos, sin miramiento.

Este año, ha sido el encargado de mandar a los de abajo del paso del Santísimo Cristo de la Vera+Cruz, que sin duda interpreta como un privilegio, frente a frente, golpe a golpe, solos él y el martillo, acompañados por el sonido del esfuerzo y de unas zapatillas que racheadamente van rezando un Padre Nuestro. Al fondo los Remedios de María Santísima, tras las notas fúnebres de la estela de su Hijo.

Y como es generoso, en alguna que otra  levantá, cede el martillo al chaval que lo acompaña contraguiándolo, por aquello de que nadie nace aprendío, aunque él, no pueda recordar cuando aprendió. Hace tanto de aquello, ¡Cómo pasa el tiempo!, y como crecen los niños...


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Y acabó encendiéndole la candelería a cada parada, cuasi por inercia, porque es lo primero que hace cada vez que a Ella se acerca. Caña en mano, fue reparando las sombras que la leve brisa causaba en su andadura. Este año Ella, pudo mantenerlo a su lado, como si él se lo debiera, como deuda vencida, cual hijo obediente.

Todo lo sostiene, suele decir con orgullo, pero las ausencias de los Miércoles Santos no podían ya sostenerse. Y aprovechó para mirarla, para rezarle, para contarle que la quiere, que en su corazón la lleva, luz a luz, chicotá tras chicotá.

Antes, mientras estaba en Capilla, a Ella ya se le notaba. Lo sabía, lo daba por sentado, aunque no pude darme cuenta a priori, solo desde mi antifaz granate entendí por qué Ella estaba tan radiante, tan Magnifica, desde el Lunes Santo a la madrugada....

Luego, un Ave María y un intenso olor a rosas, entre aplausos y emocionadas lágrimas, porque Ella todo lo puede, como suele decir con orgullo ....


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