Foto de la Red

Es inquietante que a estas alturas de cuaresma tengamos corporaciones todavía sin afianzar ni cerrar sus cuadrillas, pero así es. Aun sin prodigarnos demasiado en las redes sociales, nos resulta cuanto menos revelador que a menos de un mes de Semana Santa se publiquen llamamientos a formar parte de cuadrillas todavía no rematadas, en nuestro bendito rincón. ¿Qué está ocurriendo?, ¿Se tambalea la trabajadera?, ¿Se gestiona adecuadamente la costalería?

En honor a la verdad, después todo va más o menos como la seda, pero no deberíamos confiar demasiado en cubrir puestos a última hora con prisas e improvisaciones innecesarias y con ello, no estamos diciendo, que sea fácil. Acordémonos de lo sucedido el año pasado en el que alguna Estación de Penitencia se apreció deslucida precisamente porque algún paso iba bajo mínimos en cuanto a costaleros se refiere.

Si nos trasladamos más en el tiempo, deberíamos recordar cuando para poder procesionar se ofrecía voz en grito algunas pesetas, por aquella época, a quién quisiera formar parte del cortejo de alguna cofradía, como costalero, y todo ello justo a la hora de la salida, con los fieles esperando. O cuando tuvimos que presenciar alguna procesión de gloria sobre ruedas por falta de cuadrilla. Sí, esto no nos lo ha contado nadie, lo hemos visto con nuestros ojos y no queremos volver a verlo.

Lo que debería primar es dar oportunidad a los jóvenes que vienen apretando y sobre todo hay que dejar de resistirse al cambio de ciclo, a las nuevas incorporaciones, antes de que sea tarde. Los Pasos, más que nos pese no son en ningún caso nuestros y que nadie se sienta aludido, pero muchas veces tendemos a jugar a ser dueños y señores, a vetar a quién intenta aportar su trabajo, a quién desea formar parte de este o ese grupo determinado.

Nunca estuvimos de acuerdo con formar cuadrillas excesivamente cerradas, exclusivas e inaccesibles, sobre todo porque las forman personas por las que también pasa el tiempo y a las que hay que ir sustituyendo poco a poco sin que los cambios generacionales lleguen a ser un problema para la cofradía.

Lejos de querer criticar esto o aquello, lo que pretendemos es poner un gramito de cordura en este mundo efímero que es el de las cofradías, para que reflexionemos y se tomen medidas desde donde corresponda evitando el colapso de una tradición que necesita cuidarse y mimarse hasta la hartura, y que además, no debemos olvidar, está declarada de interés turístico de Andalucía. Siempre tendremos oportunidad de emplear ruedas, pero si queremos «ganar la Champions» hay que trabajar duro y mucho,  no unas semanas antes, como diría un buen amigo nuestro.

Ánfora y Corazón
Compartir en:

Ánfora y Corazón

Sitio cofrade con vocación generalista y de libre opinión.

Publicar un comentario:

0 comentarios hasta ahora, agregue el suyo