No hubiesemos querido escribir estas lineas, pero cuando se desencadena el previsible imprevisto, la cascada de acontecimientos es imparable. Los límites de la responsabilidad cuando se dispara con pólvora ajena quedan diluidos con la intención de solucionar la cuestión saliendo por la tangente en caso de emergencia. 


«Foto de la Web»

Pues bien, hay responsables que, con criterio e inteligencia, deciden dar sitio a potenciales costaleros con alguna chicotá que otra para que «no se les vaya el veneno» y para que mantengan la ilusión hasta que alcancen la madurez y la edad adecuada, porque pongámonos como nos pongamos, catorce años no es una edad adecuada para cargar en una cofradía. No lo decimos nosotros, sino el sentido común. Los huesos todavía no están suficientemente formados para soportar tantos kilos.

Las lesiones pueden ser graves. Pregunten, si quieren, a quienes han sufrido aplastamientos vertebrales, hernias, inflamaciones articulares, atrapamiento de raíces nerviosas en miembros superiores, y un largo etc.

Pues mal, hay irresponsables que, sin criterio ni inteligencia deciden, a la desesperada, porque a estas alturas solo tienen un tercio de los de abajo cubierto para procesionar, echar mano de todo incauto que se ponga a tiro sin caer en la cuenta que quien se pone a tiro son ellos mismos. No solo ofrecen una chicotá que otra sino un pack completo, un «de mármol a mármol», una gloria que no es tal y que ningún costalero adulto y formado alcanza, porque afortunadamente, los más, son sensatos y no dejan a la improvisación la integridad física de sus hombres de abajo.

Esto de cargar no es ningún juego y es importante que el costalero tenga en cuenta unos consejos antes, durante y después del día de la procesión en el que se va a realizar un ejercicio físico duro e intenso. Es importante empezar, como mínimo, meses antes. Hay que llevar un programa específico de fortalecimiento, de entrenamiento, de ensayos, con el fin de adquirir resistencia. Pero si además las cofradías no exigen «cuello limpio» y los trabajos comienzan tras la cabalgata del domingo de piñata se nos tuerce el invento.

Deberían reflexionar los jóvenes costaleros para dejarse llevar por los responsables y no por los irresponsables, los «Papis» para velar aun más, si cabe, por la integridad física de sus hijos/as, los Capataces para ser serios y prudentes, las Juntas de Gobierno para fiscalizar estos temas y por último los «Quiquiriquí» de llamada y WhatsApp fácil queriendo tapar ineficiencias de gestión, porque a la postre todos son responsables si alguna desgracia, Dios no lo quiera, ocurre.

Después no digan que no se lo advertimos. Lo bien hecho siempre aparece y lo mal hecho también, por desdicha, cuando menos nos lo esperamos.

Ánfora y Corazón

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