octubre 2016

Todos experimentamos que la vida está sembrada de problemas y conflictos que en cualquier momento nos pueden hacer sufrir. Pero, a pesar de todo, podemos decir que la «felicidad interior» es uno de los mejores indicadores para saber si una persona está acertando en el difícil arte de vivir. Se podría incluso afirmar que la verdadera felicidad no es sino la vida misma cuando está siendo vivida con acierto y plenitud.

Nuestro problema consiste en que la sociedad actual nos programa para buscar la felicidad por caminos equivocados que casi inevitablemente nos conducirán a vivir de manera desdichada.

Una de las instrucciones erróneas dice así: «Si no tienes éxito, no vales». Para conseguir la aprobación de los demás e, incluso, la propia estima hay que triunfar.

La persona así programada difícilmente será dichosa. Necesitará tener éxito en todas sus pequeñas o grandes empresas. Cuando fracase en algo, sufrirá de manera indebida. Fácilmente crecerá su agresividad contra la sociedad y contra la misma vida.

Esa persona quedará, en gran parte, incapacitada para descubrir que ella vale por sí misma, por lo que es, aun antes de que se le añadan éxitos o logros personales.

La segunda equivocación es ésta: «Si quieres tener éxito, has de valer más que los demás». Hay que ser siempre más que los otros, sobresalir, dominar.

La persona así programada está llamada a sufrir. Vivirá siempre envidiando a los que han logrado más éxito, los que tienen mejor nivel de vida, los de posición más brillante.

En su corazón crecerá fácilmente la insatisfacción, la envidia oculta, el resentimiento. No sabrá disfrutar de lo que es y de lo que tiene. Vivirá siempre mirando de reojo a los demás. Así, difícilmente se puede ser feliz.

Otra consigna equivocada: «Si no respondes a las expectativas, no puedes ser feliz». Has de responder a lo que espera de ti la sociedad, ajustarte a los esquemas. Si no entras por donde van todos, puedes perderte.

La persona así programada se estropea casi inevitablemente. Termina por no conocerse a sí misma ni vivir su propia vida. Sólo busca lo que buscan todos, aunque no sepa exactamente por qué ni para qué.

Las Bienaventuranzas nos invitan a preguntarnos si tenemos la vida bien planteada o no, y nos urgen a eliminar programaciones equivocadas. ¿Qué sucedería en mi vida si yo acertara a vivir con un corazón más sencillo, sin tanto afán de posesión, con más limpieza interior, más atento a los que sufren, con una confianza grande en un Dios que me ama de manera incondicional? Por ahí va el programa de vida que nos trazan las Bienaventuranzas de Jesús.

J. A. Págola
Las Cofradías de Rosario y de la Resurrección organizan el próximo sábado día 5 de noviembre un viaje a Sevilla para todos aquellos devotos que quieran participar en el traslado de vuelta del Señor del Gran Poder desde la Catedral a su Basílica.





El sábado 5 de noviembre, y a la finalización de la Solemne Misa Estacional que oficiará el Excmo. y Rvdo. Sr. Arzobispo de Sevilla, tendrá lugar el traslado de regreso a San Lorenzo. Coincidiendo dicha fecha con la festividad litúrgica de Santa Ángela de la Cruz, se ha aprobado el siguiente itinerario de regreso, en el que se visitará la Casa madre de la Compañía de la Cruz:

Puerta de San Miguel, Avenida de la Constitución, Plaza Nueva, Granada, Plaza San Francisco, Entrecárceles, Cuesta del Rosario, Jesús de las Tres Caídas, Odreros, Boteros, Sales y Ferré, Plaza Cristo de Burgos, Imagen, Santa Ángela de la Cruz, Gerona, San Juan de la Palma, Madre María Purísima de la Cruz, Feria, Conde de Torrejón, Amor de Dios, Alameda de Hércules, Santa Ana, Santa Clara, Eslava, Plaza de San Lorenzo, Basílica

La salida de la Catedral se estima sobre las 20:00 h, y la entrada en San Lorenzo, en torno a las 01:00 h del día 6 de noviembre y por si ya de por si fuera poco aliciente disfrutar de la presencia de Dios por las calles de Sevilla el próximo 5 de noviembre la salida extraordinaria de Jesús del Gran Poder tendrá un elemento más que la convertirá en única e irrepetible.

La Hermandad de Monte-Sión ha tenido una iniciativa singular que permitirá gozar de una escena completamente excepcional cuando el Señor de Sevilla llegué a la capilla de la Corporación del Jueves Santo. Así lo ha confirmado la propia hermandad a través de un comunicado difundido en sus medios oficiales de comunicación en el que expresa que "tras las consultas previas realizadas a la Hermandad del Gran Poder, y contando con su beneplácito, la Junta de Gobierno de la Hermandad de Monte-Sión aprobó en el Cabildo de Oficiales celebrado el 5 de octubre de 2016, que la Banda de Música de la Cruz Roja ponga sus sones al paso del Señor del Gran Poder por la Capilla de Monte-Sión el próximo 5 de noviembre con motivo de la Salida Extraordinaria por la clausura del Año de la Misericordia".

Un elemento más que convertirán en completamente ineludible probablemente la cita más importante del otoño cofrade, Tal y como expresa el citado comunicado, "sin duda serán momentos históricos y de profunda emoción el paso del Señor del Gran Poder por delante de la Capilla de Monte-Sión con los acordes de marchas dedicadas al Señor de Sevilla".

Será por tanto una oportunidad irresistible para los cofrades de Bornos de disfrutar de unos momentos inigualables que sin duda quedará en la retina de todos los que acudan al traslado de vuelta de Jesús del Gran Poder y que engrandecerá sus vivencias cofrades y espirituales.
En la tarde noche del pasado lunes, miembros de la Cofradía de la Resurrección se desplazaron hasta Dos Hermanas (Sevilla) para asistir a los ensayos de la Banda de Cornetas y Tambores «Entre Azahares» que como ya conocemos será la encargada del acompañamiento musical del Paso de Misterio de la Hermandad de la calle «Graná» en su Estación de Penitencia del Miércoles Santo de 2017.

A la llegada, fuimos magnificamente acogidos por Francisco Javier Rando y sin interferir en el ensayo que ya había comenzado, nos unimos a «Juanma» y a Jóse Buzón que se habían acercado desde Sevilla Capital para oir y ver de primera mano el trabajo que realizan los componentes de esta joven formación musical.

Desde el principio nos llamó la atención el abanico amplio de edades de los componentes que abarcan desde los 11 años del más jovencito  hasta los 50 de los mas veteranos. Sin duda es un privilegio para los jóvenes componentes estar arropados y enseñados por miembros con una dilatada experiencia en el mundo de la música cofrade, al tiempo que los veteranos ven como sus conocimientos van pasando a generaciones que serán el futuro de la Banda.

En todo momento pudimos disfrutar de la maestría, conocimiento y dominio del oficio de Raul Rodriguez «Boti», que no solo transmite a sus pupilos conocimientos musicales, sino que más bien les transmite disciplina, responsabilidad y compañerísmo. Su respaldo a los mimbros de la Banda es fundamental para que vayan consiguiendo la seguridad y madurez necesaria en este entorno que pretende ser una gran familia.


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Es una formación que pese a su corta existencia rezuma poderío y fuerza a la hora de interpretar y aunque sin duda tiene un camino largo por recorrer, apunta a llegar muy alto en el panorama musical de la Semana Santa andaluza. Oir la clásica «Bulerías de San Román», interpretada, con sus particulares matices, con un compas entendido a la manera de «Boti», como con un filtro sentimental distinto, nos transportó a nuestro Titular, el Santísimo Cristo de la Flagelación, transitando por las calles de nuestro pueblo, casi de forma automática. Esa forma de trabajar para que la Banda no toque, sino que interprete las partituras, es lo que distingue a unas y otras formaciones.

Al final del ensayo, pudimos departir unos momentos con ellos para transmitirles que la Cofradía de la Resurrección apuesta por ellos sin reservas y está ya descontando días para el venidero Miércoles Santo en el que compartiremops sin duda memorables momentos D.M.






Según Lucas, Jesús dirige la parábola del fariseo y el publicano a algunos que presumen de ser justos ante Dios y desprecian a los demás. Los dos protagonistas que suben al templo a orar representan dos actitudes religiosas contrapuestas e irreconciliables. Pero, ¿cuál es la postura justa y acertada ante Dios? Ésta es la pregunta de fondo.

El fariseo es un observante escrupuloso de la ley y un practicante fiel de su religión. Se siente seguro en el templo. Ora de pie y con la cabeza erguida. Su oración es la más hermosa: una plegaria de alabanza y acción de gracias a Dios. Pero no le da gracias por su grandeza, su bondad o misericordia, sino por lo bueno y grande que es él mismo.

En seguida se observa algo falso en esta oración. Más que orar, este hombre se contempla a sí mismo. Se cuenta su propia historia llena de méritos. Necesita sentirse en regla ante Dios y exhibirse como superior a los demás.

Este hombre no sabe lo que es orar. No reconoce la grandeza misteriosa de Dios ni confiesa su propia pequeñez. Buscar a Dios para enumerar ante él nuestras buenas obras y despreciar a los demás es de imbéciles. Tras su aparente piedad se esconde una oración "atea". Este hombre no necesita a Dios. No le pide nada. Se basta a sí mismo.

La oración del publicano es muy diferente. Sabe que su presencia en el templo es mal vista por todos. Su oficio de recaudador es odiado y despreciado. No se excusa. Reconoce que es pecador. Sus golpes de pecho y las pocas palabras que susurra lo dicen todo: «¡Oh Dios!, ten compasión de este pecador».

Este hombre sabe que no puede vanagloriarse. No tiene nada que ofrecer a Dios, pero sí mucho que recibir de él: su perdón y su misericordia. En su oración hay autenticidad. Este hombre es pecador, pero está en el camino de la verdad.

El fariseo no se ha encontrado con Dios. Este recaudador, por el contrario, encuentra en seguida la postura correcta ante él: la actitud del que no tiene nada y lo necesita todo. No se detiene siquiera a confesar con detalle sus culpas. Se reconoce pecador. De esa conciencia brota su oración: «Ten compasión de este pecador».

Los dos suben al templo a orar, pero cada uno lleva en su corazón su imagen de Dios y su modo de relacionarse con él. El fariseo sigue enredado en una religión legalista: para él lo importante es estar en regla con Dios y ser más observante que nadie. El recaudador, por el contrario, se abre al Dios del Amor que predica Jesús: ha aprendido a vivir del perdón, sin vanagloriarse de nada y sin condenar a nadie.

Esta parábola nos está diciendo que si queremos presentar al Dios de Cristo lo tenemos que presentar como alguien que adopta siempre una actitud de perdón y de misericordia ante el hombre que se presenta sin exigencias, sin reclamaciones ni derechos sino humilde, arrepentido y confiado en el perdón. Dios siempre es así. Presentarlo de otra manera es falsearlo.

Es también una crítica de cualquier postura de los creyentes que desprecian o enjuician a otros. ¡Tengamos cuidado!. Sin darnos cuenta podemos estar identificados con el publicano y juzgar despectivamente a los que viven la religión de forma parecida a los fariseos: es muy fácil ser fariseo creyéndose publicano…

Y por último: para que la oración sea un encuentro fructuoso con Dios, debe ser humilde, arrepentida, confiada. Una oración hecha con autosuficiencia y con orgullo ante Dios no justifica nunca. De ahí la necesidad de que sepamos criticar posturas que hay en nosotros de autosuficiencia y de perfección litúrgica. A veces criticamos liturgias mucho peor hechas pero que, quizás, son más sinceras. Ante Dios no hay perfección litúrgica sino una persona que se golpea el corazón, rece el rosario o haga una celebración de María, la pobre de Yahve…

J. A. Págola




La Asociación Musical «Juan Aguilar» de la vecina localidad de El Bosque, será la encargada de acompañar con sus sones el discurrir del Mayor Dolor el próximo Miércoles Santo. Esta conocida formación estará en la Estación de Penitencia de la Cofradía de la Resurrección por quinto año consecutivo, confirmandose como la Banda de Música que más veces ha estado con la Hermandad de la calle «Graná».


De sobra conocida por los bornichos, también estuvo en la pasada Estación de Penitencia del Calvario y en la Porcesión del Corpus Chistri de 2016.

Fundada en 1987 y presentada en público por primera vez el 24 de Marzo de 1991, en abril de 1997 dejo de ser Banda de Música y paso a denominarse Asociación Musical San Antonio. El 2 de Marzo de 2013 pasó a denominarse Asociación Musical  "Juan Aguilar" en reconocimiento a la trayectoria y a la gran labor de su presidente y fundador Juan Aguilar Ramirez. En la actualidad cuenta con unos 45 componentes, tres profesores y aula de música que nutre de sabia nueva a la asociación.

Así pues, la Cofradía de la Resurrección cierra con brillantez, musicalmente hablando, su próxima Estación de Penitencia, y el Miércoles Santo de 2017, contaremos con la presencia en el Paso de Misterio de la Banda de Cornetas y Tambores «Entre Azahares» de Dos Hermanas y  en el Paso de Virgen con la Asociación Musical «Juan Aguilar» de El Bosque. Enhorabuena.



Hace pocos instantes se ha hecho oficial la convocatoria de la igualá de las cuadrillas de la Resurrección como inicio de la preparación del próximo Miércoles Santo de 2017. El día 27 de noviembre en el templo de la Resurrección de la calle «Graná» a las 10 de la mañana, están convocados todos los que pretendan ser los piés del Señor de la Flagelación y de la Señora del Mayor Dolor.

Como viene siendo habitual, la convocatoria es abierta por lo que quienes pretendan formar parte de las cuadrillas por primera vez, o volver después de un impás, tienen la oportunidad de pedir ser incluidos en las mismas.



La cuadrilla del Señor,  que va teniendo ya su solera, comenzó desde el principio sin temor a enfrentarse a un proyecto que hoy en día es realidad, el Misterio de la Flagelación de Nuestro Señor Jesucristo. Con una idiosincracia propia, poseen el sello del sentimiento y la valentía, el ritmo de su corazón se convierte en oración popular, cadente, acompasado, serio y distinto a como estamos acostubrados en Bornos. Es una gran familia dentro de la Cofradía y saben poderle al esfuerzo, son agradecidos y hermanos de la gente del Paso de Virgen.




«Los Ratones» no les van a la zaga, con menos antiguedad en la Cofradía, tienen ya su propio espacio y maneras, que pasan también por poderle al Paso, haciendo gala de que quieren a la Virgen sin fisuras. Son capaces de subir la calle «Graná» exigiendose una segunda marcha, sin que se les vea el mas mínimo atisbo de renuncias en sus filas, como intuyendo la petalada a la Virgen en su barrio, como ensayando el Ave María que cada recogida le cantan a coro. Son valientes por naturaleza y a cada chicotá van mostrando a su Señora, que quieren compartir con todos, la del Corazón atravesado por siete puñales, su Madre, nuestra Madre. Siempre estan pendientes de la evolución de sus hermanos del Señor de la Resurrección, de los que se empapan y presumen.


El equipo de capataces y auxiliares es también compacto y sincronizado. Entre ellos reina la hermandad elevada a su máxima expresión y cada Miércoles Santo, se muestran dominadores de su oficio, aunque conscientes de que siempre hay que mejorar, de que sin ilusión no es posible el milagro.


«¿QUIERES UNIRTE? SUERTE VALIENTE»







La parábola de la viuda y el juez sin escrúpulos es, como tantos otros, un relato abierto que puede suscitar en los oyentes diferentes resonancias. Según Lucas, es una llamada a orar sin desanimarse, pero es también una invitación a confiar que Dios hará justicia a quienes le gritan día y noche. ¿Qué resonancia puede tener hoy en nosotros este relato dramático que nos recuerda a tantas víctimas abandonadas injustamente a su suerte?

En la tradición bíblica la viuda es símbolo por excelencia de la persona que vive sola y desamparada. Esta mujer no tiene marido ni hijos que la defiendan. No cuenta con apoyos ni recomendaciones. Sólo tiene adversarios que abusan de ella, y un juez sin religión ni conciencia al que no le importa el sufrimiento de nadie.

Lo que pide la mujer no es un capricho. Sólo reclama justicia. Ésta es su protesta repetida con firmeza ante el juez: «Hazme justicia». Su petición es la de todos los oprimidos injustamente. Un grito que está en la línea de lo que decía Jesús a los suyos: "Buscad el reino de Dios y su justicia".

Es cierto que Dios tiene la última palabra y hará justicia a quienes le gritan día y noche. Ésta es la esperanza que ha encendido en nosotros Cristo, resucitado por el Padre de una muerte injusta. Pero, mientras llega esa hora, el clamor de quienes viven gritando sin que nadie escuche su grito, no cesa.

Para una gran mayoría de la humanidad la vida es una interminable noche de espera. Las religiones predican salvación. El cristianismo proclama la victoria del Amor de Dios encarnado en Jesús crucificado. Mientras tanto, millones de seres humanos sólo experimentan la dureza de sus hermanos y el silencio de Dios. Y, muchas veces, somos los mismos creyentes quienes ocultamos su rostro de Padre velándolo con nuestro egoísmo religioso.

¿Por qué nuestra comunicación con Dios no nos hace escuchar por fin el clamor de los que sufren injustamente y nos gritan de mil formas: "Hacednos justicia"? Si, al orar, nos encontramos de verdad con Dios, ¿cómo no somos capaces de escuchar con más fuerza las exigencias de justicia que llegan hasta su corazón de Padre?

La parábola nos interpela a todos los creyentes. ¿Seguiremos alimentando nuestras devociones privadas olvidando a quienes viven sufriendo? ¿Continuaremos orando a Dios para ponerlo al servicio de nuestros intereses, sin que nos importen mucho las injusticias que hay en el mundo? ¿Y si orar fuese precisamente olvidarnos de nosotros y buscar con Dios un mundo más justo para todos?

J. A. Págola


Villamartín Cofrade 10/10/2016

La Agrupación Parroquial de Ntro. Padre Jesús de la Misericordia en su Prendimiento ha dado a conocer su programa de actividades para el presente mes. Bajo la atractiva denominación de “OCTUBRE SOLIDARIO”, este grupo de jóvenes, que cada vez es más numeroso y abarca más terreno en la localidad, muestran su vinculación con sus convecinos, principalmente los más necesitados.

Para ello, han organizado una campaña de recogida de alimentos en los Centros Escolares de Primaria que durará hasta final de mes, y que abarcará cuatro viernes (días 7, 14, 21 y 28), donde recogerán aceite, legumbres, leche y pasta. Posteriormente, los días 14 y 15 estarán presentes en los supermercados locales Super Carmela, Mercadona, Maxi Día y Cash Santo Domingo.

Para rematar este completo mes, los muchachos y muchachas de la Agrupación realizarán una original Operación Carretilla, donde recorrerán múltiples calles del municipio acompañados de carros y música para recoger todo lo posible de aquellas personas que quieran colaborar y aún no hubiesen podido hacerlo.

Junto al viaje del próximo día 16 a la Basílica de la Macarena, en Sevilla, y el besamanos de Ntro. Padre Jesús de la Misericordia que cerrará el Año Jubilar de la Misericordia en la Coronación (y del que pronto tendremos más noticias), los jóvenes nos proponen un atractivo plan con el que seguir mostrando sus enormes ganas de trabajar por y para su pueblo.




El episodio - que relata este domingo el Evangelio - es conocido. Jesús cura a diez leprosos enviándolos a los sacerdotes para que les autoricen a volver sanos a sus familias. El relato podía haber terminado aquí. Al evangelista, sin embargo, le interesa destacar la reacción de uno de ellos.

Una vez curados, los leprosos desaparecen de escena. Nada sabemos de ellos. Parece como si nada se hubiera producido en sus vidas. Sin embargo, uno de ellos «ve que está curado» y comprende que algo grande se le ha regalado: Dios está en el origen de aquella curación. Entusiasmado, vuelve «alabando a Dios a grandes gritos» y «dando gracias a Jesús».

Por lo general, los comentaristas interpretan su reacción en clave de agradecimiento: los nueve son unos desagradecidos; sólo el que ha vuelto sabe agradecer. Ciertamente es lo que parece sugerir el relato. Sin embargo, Jesús no habla de agradecimiento. Dice que el samaritano ha vuelto «para dar gloria a Dios». Y dar gloria a Dios es mucho más que decir gracias.

Dentro de la pequeña historia de cada persona, probada por enfermedades, dolencias y aflicciones, la curación es una experiencia privilegiada para dar gloria a Dios como Salvador de nuestro ser. Así dice una célebre fórmula de san Ireneo de Lion: "Lo que a Dios le da gloria es un hombre lleno de vida". Ese cuerpo curado del leproso es un cuerpo que canta la gloria de Dios.

Creemos saberlo todo sobre el funcionamiento de nuestro organismo, pero la curación de una grave enfermedad no deja de sorprendernos. Siempre es un "misterio" experimentar en nosotros cómo se recupera la vida, cómo se reafirman nuestras fuerzas y cómo crece nuestra confianza y nuestra libertad.

Pocas experiencias podremos vivir tan radicales y básicas como la sanación, para experimentar la victoria frente al mal y el triunfo de la vida sobre la amenaza de la muerte. Por eso, al curarnos, se nos ofrece la posibilidad de acoger de forma renovada a Dios que viene a nosotros como fundamento de nuestro ser y fuente de vida nueva.

La medicina moderna permite hoy a muchas personas vivir el proceso de curación con más frecuencia que en tiempos pasados. Hemos de agradecer a quienes nos curan, pero la sanación puede ser, además, ocasión y estímulo para iniciar una nueva relación con Dios. Podemos pasar de la indiferencia a la fe, del rechazo a la acogida, de la duda a la confianza, del temor al amor.

Esta acogida sana de Dios nos puede curar de miedos, vacíos y heridas que nos hacen daño. Nos puede enraizar en la vida de manera más saludable y liberada. Nos puede sanar integralmente.
 
J. A. Págola

Ayer primer domingo de octubre tuvo lugar la salida porcesional de Nuestra Señora del Rosario por las calles de Bornos, acompañada de un gran número de fieles que pudieron disfrutar de una festiva jornada y alcanzar los beneficios de su Madre.

Ánfora y Corazón tomó unas instantáneas para que guerdemos en el recuerdo esos momentos tan importantes para todos los bornenses y para que quienes no pudieron estar por distintas causas también puedan disfrutarlos en la distancia.


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De manera abrupta, los discípulos le hacen a Jesús una petición vital: «Auméntanos la fe». En otra ocasión le habían pedido: «Enséñanos a orar». A medida que Jesús les descubre el proyecto de Dios y la tarea que les quiere encomendar, los discípulos sienten que no les basta la fe que viven desde niños para responder a su llamada. Necesitan una fe más robusta y vigorosa.

Han pasado más de veinte siglos. A lo largo de la historia, los seguidores de Jesús han vivido años de fidelidad al Evangelio y horas oscuras de deslealtad. Tiempos de fe recia y también de crisis e incertidumbre. ¿No necesitamos pedir de nuevo al Señor que aumente nuestra fe?

Señor, auméntanos la fe. Enséñanos que la fe no consiste en creer algo sino en creer en ti, Hijo encarnado de Dios, para abrirnos a tu Espíritu, dejarnos alcanzar por tu Palabra, aprender a vivir con tu estilo de vida y seguir de cerca tus pasos. Sólo tú eres quien "inicia y consuma nuestra fe".

Auméntanos la fe. Danos una fe centrada en lo esencial, purificada de adherencias y añadidos postizos, que nos alejan del núcleo de tu Evangelio. Enséñanos a vivir en estos tiempos una fe, no fundada en apoyos externos, sino en tu presencia viva en nuestros corazones y en nuestras comunidades creyentes.

Auméntanos la fe. Haznos vivir una relación más vital contigo, sabiendo que tú, nuestro Maestro y Señor, eres lo primero, lo mejor, lo más valioso y atractivo que tenemos en la Iglesia. Danos una fe contagiosa que nos oriente hacia una fase nueva de cristianismo, más fiel a tu Espíritu y tu trayectoria.

Auméntanos la fe. Haznos vivir identificados con tu proyecto del reino de Dios, colaborando con realismo y convicción en hacer la vida más humana, como quiere el Padre. Ayúdanos a vivir humildemente nuestra fe con pasión por Dios y compasión por el ser humano.

Auméntanos la fe. Enséñanos a vivir convirtiéndonos a una vida más evangélica, sin resignarnos a un cristianismo rebajado donde la sal se va volviendo sosa y donde la Iglesia va perdiendo extrañamente su cualidad de fermento. Despierta entre nosotros la fe de los testigos y los profetas.

Auméntanos la fe. No nos dejes caer en un cristianismo sin cruz. Enséñanos a descubrir que la fe no consiste en creer en el Dios que nos conviene sino en aquel que fortalece nuestra responsabilidad y desarrolla nuestra capacidad de amar. Enséñanos a seguirte tomando nuestra cruz cada día.

Auméntanos la fe. Que te experimentemos resucitado en medio de nosotros renovando nuestras vidas y alentando nuestras comunidades.

J. A. Págola