Esta mañana, me he desayunado bastante temprano, a las amanecidas, con un mensaje que me recuerda que hoy durante todo el día tendremos la oportunidad de ofrecer a la Santísima Viergen del Rosario nuestro cariño en forma de nardos. Os podeis imaginar de quién.
Por casualidades de mantenimiento de este humilde Blog descuidado ultimamente he intentando superar el cese de servicios «Html» de un servicio de nube muy conocido con un «Hosting» alternativo y haciendo pruebas con el reproductor de musica cofrade, la primera reproducción al iniciarlo ha sido «Rosario de Santo Domingo» de José Melchor Perelló Lavilla, ¿providencia?..
Solo dejas transcurrir los sones de esta magnifica marcha y en unos segundos te encuentras a los piés de María Santísima del Santo Rosario en su anual recorrido de bendiciones a todos los bornichos, que es donde nos encontramos como peces en el agua, mirandola y remirándola, rezándole, ofreciéndole y pidiéndole , cada uno, que interceda por nosotros.
Es dejarse llevar y ver avanzar a la Virgen con paso tranquilo pero decidido, seguro, encantador, cautivador, enseñandonos cómo debemos comportarnos con nuestros hermanos en este mundo cada vez más secularizado, tan falto de fraternidad, tan deshumanizado, tan egoista, tan distinto a como Cristo el Señor nos los mostro siete veces siete.
Y sintiendo un impulso fraternal, animado por la Santísima Virgen, envié también un mensaje, lleno de positividad y de animosidad, a una persona muy querida, a la que ví nacer, que atraviesa momentos muy difíciles, y que nos tiene retirado el sueño por su estado enfermizo y delicado. Al recibir su respuesta no he podido contener las lágrimas porque solo me agradece el bien que le hacemos todos los que le rodeamos y me constata que seguirá luchando por restablecer su equilibrio emocional tan necesario para sobrevivir en esta jungla en la que «hominus hominem lupus est».
« Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea,
pues todo un Dios se recrea, en tan graciosa belleza.
A Ti celestial princesa, Virgen Sagrada María,
te ofrezco en este día, alma vida y corazón.
Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía. Amén »